miércoles, 30 de diciembre de 2009

NEW YEAR! (empezar de cero)



Los últimos días del año siempre son extraños, al menos para mí. Siento que todo alrededor va a ochenta por hora, pero mi velocidad interna con las justas alcanza picos de veinte. Es como si hubiera mucho por hacer y yo no quisiera hacer nada. O, mejor dicho, sí quiero, pero no ahorita, después, cuando empiece el nuevo año.

Quizás no se trata de desgano, sino de ganas de empezar algo nuevo y bien. Por eso guardo las fuerzas, para tener un montón a partir del 1 de enero, para empezar con turbo el verano, para hacer una pausa antes de subir a la montaña rusa de nuevo.

¡Bah! Probablemente no se trate de nada de esto sino simplemente de nostalgia festiva lo que me tiene con las pilas bajas, así como cuando era chica y un progresivo letargo en las voces de green day o oasis me avisaba que las baterías de mi reproductor musical estaban en muere.

Pero es el año el que está en muere, ¡no yo!. Así que creo que será mejor que me anime, que aproveche estos días y horas de aburrimiento para terminar bien lo que empecé, para emocionarme por este fin de semana, por la fiesta y los amigos, por los planes que tengo para la nueva década (¡wow!), por los nuevos proyectos y por cosas tan sencillas como tener la capacidad de sentarme aquí, a escribirles.

Yo recibiré el 2010 en alguna fiesta con mis fabulosos amigos , sonriendo con una chispita mariposa en la mano y con miles de expectativas revoloteando en la boca de mi corazón, cruzando los dedos para que todo salga bien, diciéndome a mí mismo que mis errores no fueron y prometiéndome aprender de ellos. ¡Les deseo lo mismo y más!

y por otro lado tambien podemos pensar en :

Gracias al calendario volvemos a empezar todos los años, solo hay que esperar a Enero. La recompensa por sobrevivir a la navidad ,es el año nuevo que viene acompañado de los tradicionales buenos propósitos, dejas a tras el pasado y vuelves a empezar. Es difícil resistirse a la oportunidad de empezar de nuevo, de dejar tus antiguos problemas a un lado.Quien decide cuando acaba lo viejo y empieza lo nuevo, no es un día del calendario, ni un cumpleaños, ni un nuevo año. Es un acontecimiento grande o pequeño algo que nos cambia que nos da esperanzas. Una nueva forma de vivir y contemplar el mundo, para dejar marchar los viejos hábitos, los recuerdos lo importante es saber que siempre se puede volver a empezar, aunque también es impórtate recordad que entre todo lo malo siempre hay cosas a las que merece la pena aferrarse y otras olvidarlas.

Por que el año que viene nadie podra detenernos, NADIE. :D

martes, 15 de diciembre de 2009

MEDIANOCHE


- ¿Hace Ud. algún tipo de ejercicio?-preguntó el doctor.

Ella recordó la noche anterior.

De inmediato, como si fuese inevitable, sintió dentro de ese frío consultorio el peso del cuerpo de Martín sobre el suyo, su boca buscando a la suya, su lengua lamiendo sus palabras. Te deseo. Yo también. No me dejes nunca. Tócame. Creo que te quiero. Cerró los ojos. Sin quererlo, se mordió despacito el labio inferior. Sintió otra vez esas manos indecisas y hábiles jugando debajo de su camiseta, separando sus piernas, apretándola contra él como si fuera a perderla en cualquier momento.

Estaba a punto de decirle que ella también lo amaba, cuando la voz del doctor la devolvió a esa mañana fría.

- ¿El sexo se considera ejercicio? -preguntó Sofía y trató de esconder una sonrisa que le fue inevitable ocultar, a pesar de su timidez.

Cuando salió del consultorio releyó las indicaciones del médico. “Acostarse todos los días antes de la medianoche. Dormir ocho horas”. Ya en la oficina, escribió un correo electrónico que decía lo siguiente:

Pienso en ti. Las noches largas se terminaron, me tengo que acostar todos los días antes de las 12. Si quieres volver a hacerme el amor de lunes a jueves vas a tener que estar en mi cama o yo en la tuya a las 11.15 pm., como máximo. Los fines de semana lo podemos hacer más de una vez durante el día también, si tienes ganas.

La respuesta no tardó en aparecer en su bandeja de entrada: Entonces, tendré que comenzar a desnudarte más temprano.

viernes, 11 de diciembre de 2009

QUITATE LA VENDA..... SIN ANESTESIA


Es bueno vivir en el cuento de hadas o simplemente olvidarnos de el

Recuerdas cuando eras pequeña y creías en los cuentos de hadas, fantaseabas sobre como seria tu vida, con un vestido blanco y tu príncipe azul llevándote a su castillo sobre las colinas, por la noche te echabas en la cama cerrabas los ojos y te abandonabas a tu fe. Santa Claus, el ratoncito Pérez, el príncipe azul estaban tan cerca que los saboreabas, pero vas creciendo y un día abres los ojos y los cuentos de hadas han volado la mayoría de la gente acude a aquellos en quien confía. La cuestión es que es difícil dejar que los cuentos de hadas desaparezcan a casi todo el mundo le queda una mínima esperanza de que un día abrirá los ojos y vera que se han hecho realidad.

Cuando el día llega a su fin la fe es un misterio, aparece cuando menos te lo esperas, es como si un día te dieras cuenta que los cuentos no son exactamente como habías soñado, el castillo puede que no sea un castillo, no es tan importante eso de ser felices para siempre basta con ser felices en el momento. A veces muy de vez en cuando la gente puede darte una grata sorpresa, de vez en cuando la gente te deja sin respiración.

keep your feet on the ground when yours head's in the clouds to bury the castle ¿enterramos el castillo?

jueves, 10 de diciembre de 2009

FACIL,DIFICIL,COMPLICADO.

EN LA REALIDAD, ¿QUIÉN ES MÁS FÁCIL?

Si seguimos la línea del imaginario popular, las mujeres solo tenemos dos opciones: ser una chica “fácil” o ser una chica “de su casa”. Antes de desenrollar la madeja, pienso, ¿esta misma distinción se puede aplicar a los hombres? Es decir, ¿existen los chicos “de su casa” y los chicos “fáciles”? Veamos.

Se recuerda al público lector que este post puede ser peligroso para la salud mental de las mentes machistas sin distinción de género.

Ojo, estoy escribiendo desde un mito que la sociedad inventó --no sé quién le dio permiso-- y alimentó como pavo antes de Navidad por siglos, no desde la realidad. Todo comienza con el cuento que nos meten en la cabeza desde que somos niños y niñas: “hay chicas para casarse y hay chicas para divertirse” (nueva definición en Wikipedia del machismo para el verbo divertir: tener sexo sin sentimientos); si seguimos esta línea de asunciones, los hombres buscan a las chicas fáciles como objetos de diversión y punto. A esas a las que llamamos “fáciles” porque son “easy-to-get”, es decir, no se hacen las difíciles. Todo lo contrario. Pero atención, no se trata de conseguirlas a ellas, más bien, a algo que te pueden dar sin tanto rollo: sexo.

Dentro de las reglas de este supuesto, jamás osarán presentárselas a su mamá, no saldrán con ellas en público, no serán invitadas a ser parte del grupo de los amigotes y menos de sus sacrosantas enamoradas; simplemente serán utilizadas como una especie de PlayStation con falda por un rato y luego serán descartadas inevitablemente. Siempre serán la trampa, la ruca, la zorra, la regalona o toda esa sarta de adjetivos con los que son definidas, y el tema de burlas con el cebiche y las chelas del sábado después de la pichanga.

Por otro lado, tienen todas las recetas de cómo esconder debajo del saquito el tremendo escote que hay en esta “chica de su casa”. Esta mujer es percibida como una chica “tranquila”, es decir, inocentona, educada, dulce, una señorita con todas las de la ley. A esa chica se la pasa a recoger a su casa y se la deja a una hora “decente”; todo lo que las rodea tiene que tener esa halo, mejor dicho, pequeñísima halo de decencia requerida para la florcita que pasará de adornar el hogar familiar al matrimonial. Es muy probable que el chico interesado tenga que ser presentado a la familia antes de saborear un rico agarre con lengua. Hay que ir despacio con ella. No vaya a ser que se asuste. A esta chica hay que tomarla en serio, cómo no, si es la futura enamorada, novia, esposa y madre de nuestros hijos. Esta chica no llega tarde a casa, no tiene permiso para ir de campamento, viaje o cualquier situación que ponga en peligro su casta pureza.

Bueno, temo decirles que desde mi punto de vista todo esto es falso. Estas dos chicas son suposiciones. Simples convenciones sociales de lo que debe o no debe ser. Ya lo sé, hay gente de todo tipo, incluso algunas calzarían en los estereotipos que acabo de describir, pero no es la mayoría. Así que ¿por qué no extendemos la doble definición también para nosotros los hombres?, ¿es esto posible? ¿Podemos diferenciarnos a nosotros mismos en chicos de “su casa” y chicos “fáciles”?

Mmm. No es tan fácil darle la vuelta miles de veces a este tema, porque partimos de una contradicción. Los hombres, por lo general, somos alentados a salir, a tener “calle”. Haciendo muffins con la abuelita no solo le quitarían el puesto a las “chicas de su casa”, sino que de seguro se ganarían una falsa reputación de raros, potenciales homosexuales o comunes y silvestres lornazas.

He conocido en estos últimos años a varios muestras gratis de este tipo de chico que está más allá del pendejo tradicional; este chico es inescrupuloso, falto de un resquicio de moral y le importa un pimiento si tiene al frente a la novia de su mejor amigo, la hermana de su novia, la prima de su esposa, a una chica que está pasando por un mal momento (¿qué mejor momento para aprovecharse?), a una chica débil, a una chica tonta, a un chica buena, todas o cualquiera son lo mismo. Solo hace falta ser mujer. El fin de semana pasado veía cómo una amiga se estaba empujando una botella de cerveza de pico en un seco y volteado increíble, al ver que el chico con el que había estado “saliendo” la había saludado como quien saluda al portero y se había dirigido directamente a otra chica. Y eso que se lo advertimos porque varios del grupo conocíamos su fama. Es más fácil que hacer un pan con mantequilla. No nos hizo caso. El le metió el florazo barato de “tú eres especial” y ahí quedó todo. Felizmente, mi amiga es una tipa inteligente y en lugar de ir y reventarle la botella en la cabeza al pata optó por la opción digna de estar un rato más en esa reunión y luego irse a casa sola. Me contó al día siguiente que se acostó triste, se despertó aún más triste, pasó una tarde llena de rabia, pero para la noche su razón ya había empezado a funcionar, ¿qué más podía esperar de él? pues nada. ¿Lo quería para que fuese su novio? la verdad es que no. Asunto cerrado. Chico fácil, olvidado. Como él conozco a un par más que también se creen los reyes de su esquina de la de más allá y la de un par más de cuadras, y también a las mujeres que los utilizan. Y la verdad, como amigos está bien. Para algo más, no gracias. Paso.

Algunos dirán “Si pues, soy un pendejo y a mucha honra” (claro, están programados para sentirse orgullosos de un real o inventado historial sexual), otros se preguntarán ¿con qué derecho me lanzo a estereotipar a cierto contingente de muchachos como “fáciles”? (porque estoy seguro de que otro tanto asegurará que ellos son los cazadores, y por esa cavernaria razón son ellos quienes eligen a sus presas; bueno, ya es hora de despertar y oler el café, ustedes también son objeto de caza --aunque no se den ni cuenta, o no quieran ni darse por enterados--), Pues con el mismo con el que a veces somos etiquetados nosotros. Y debo decir que hay un gran punto que muchos olvidan porque es más fácil ignorarlo que hablarlo abiertamente: todo este asunto es puramente sexual.

Si se dan cuenta nuestros entornos alientan a los hombres a vivir su sexualidad a plenitud, les hacen barra para hacerse “hombres” (como si la hombría fuera equivalente a cierta cantidad de polvos, pero en fin, para el macho de hoy, más es mejor); en cambio las mujeres son exhortadas a reprimir no solo su sexualidad, sino a esconderla, como si no existiera, o peor aún, a rebajarla a nivel de objeto, es decir, mientras menos sexo, serás más valorada no solo por los hombres, sino por la sociedad en general. Nuestro cuerpo es una “cosa” que hay que cuidar. Mientras menos uso, será mejor cotizado en el mercado del amor y del matrimonio.

Sin embargo, ¿por qué digo que toda esta diferenciación está basada en un mito? Porque no es real. Esas mentiras no existen y tampoco te llevan al final del cuento de hadas. El cuento del playboy que finalmente se enamora de la chica “de su casa” porque es distinta a las demás (las demás son las “fáciles”, claro está) y deja de ser un pendejo para convertirse en un fiel príncipe azul porque está enamorado, es una farsa. No existe. Qué es lo que valoran de la chica que tienen a lado, ¿solo su kilometraje sexual? Y si la valoran por eso, ¿cómo saben las estadísticas de su “pasado”?

Este ha sido una reflexión basada en hechos reales de la que me quedo con una sola conclusión: a nadie le gusta ser etiquetado, estereotipado y definido, antes de ser conocido. Por una razón muy simple. Todos somos diferentes. Creo que tenemos y nos reservamos ese derecho. Hemos crecido de forma distinta y nos enfrentamos al amor o sus derivados, con las armas que tenemos, como podemos; y eso cambia con el tiempo. No existen dos tipos de mujer ni un solo tipo de hombre. Existen millones, uno por cada persona. Cada quién es libre de escoger.
Por eso creo que existe cierto tipo de chicas en los que sí creo, y que me gustan. Las chicas reales, inteligentes; los suficientemente capaces de sacudirse un poco de la mala educación y pensar de la misma forma como viven, con libertad. Pero una libertad de verdad. Las que no le temen a los hombres que no pueden encasillar dentro de lo desconocido, indescifrable, y por ello, quizás, aterrador. Les aseguro que detrás de algún bonito prejuicio, puede haber una chica de la que se pueden enamorar. Yo ando en busca de una de esas

Así que piensen dos veces la próxima vez que vayan a tildar a una chica de “fácil”, quien sabe, quizás hay alguien a tus espaldas que esté diciendo lo mismo de ustedes. La hipocresía les puede dar una cucharada de su propia medicina. Y vaya que es amarga.

No enfrasquemos a las personas, todos somos diferentes nadie nació minusválido emocionalmente todos podemos enamorarnos y perdonar los defectos del pasado si es que los tuvimos .

PD.a pesar de todo creo a ver sido en algún momento de mida un chico fácil, pero si alguien fácil tiene algo con otra persona y se esfuma eso no lo vuelve en fácil también?.y tu lo fuiste,lo eres?

Uno de los chicos fáciles del cine. Alfie. Miren cómo terminó. (Disculpen la traducción, no encontré esta misma escena subtitulada).

lunes, 7 de diciembre de 2009

EL VIEJO ARTE DE ESTAR SOLO.



Buscar novi@ debería ser un pasatiempo divertido y no una obsesión enfermiza. En mi caso, por lo menos, detrás de este impenitente ejercicio de exploración mundana y selección natural (que ya lleva su buen tiempo) no hay ni un gramo de intranquilidad, desesperación, despecho o angustia, cosas que recién entiendo y que me costo hacerlo.

Si digo que busco novi@ es porque a menudo me provoca conocer a un chic@ que –como una pieza de madera– calce exacta en el espacio pendiente de mi rompecabezas personal.
Pero tampoco me hago paltas. Si llega, genial. Si no, también. La soledad, lejos de intimidarme o asustarme, me resulta confortable. Demasiado confortable, diría. Aunque a mucha gente le extrañe, hay cosas que me gusta hacer preferiblemente solo: ir al cine, shopping, visitar una librería, sentarme en mi banca preferida y fumar escuchando una buena canción y una de mis preferida tomar un buen café únicamente acompañado de mi mismo. Hay días en la U que, incluso, en que almuerzo solo (provisto, eso sí, de una buena revista de actualidad). También me gusta, de vez en cuando, sentarme en la barra de un bar o en la mesa de un cafetín y saber que puedo ver y entender el mundo desde el espumoso y melancólico horizonte de mi vaso de cerveza. Quizá es por eso mismo que disfruto tanto manejando en bicicleta. Estar al volante, maniobrar el timón, pisar los pedales, decidir los cambios e imprimir velocidad a la bicicleta es toda una epifanía de la independencia.

Alguien podría jalonearme las orejas con razón y preguntarme “si tanto te gusta estar solo, qué diablos haces buscando novi@”. Y yo podría defenderme diciendo que una cosa lleva a la otra, porque me parece que únicamente las personas que saben estar solas pueden advertir y valorar después la dimensión de una buena compañía.

A veces creo que esta actitud medio retraída –y que podría parecer una grave propensión hacia el autismo– está relacionada con mis aficiones predilectas (leer y escribir son, finalmente, actos solitarios por definición). Sin embargo, tengo una justificación antropológica más razonable y que se reduce al inapelable hecho fáctico de que al mundo venimos SOLOS y del mundo nos vamos SOLOS. Los nacimientos de mellizos, trillizos, cuatrillizos son siempre una novelería, una rareza digna de las portadas de los diarios (y de las carpas de los circos). Lo normal, lo que se espera, lo típico es que uno nazca solo. Igual pasa con la muerte. Uno se marcha a solas. ¿O acaso alguno de ustedes ha visto entierros en parejas o ataúdes con doble compartimiento? Lo lógico, otra vez, es que la gente se despida individualmente.

Por eso me irritan un poco las personas que no saben estar solas. Esos hombres y mujeres que creen que la soledad es sinónimo de acabamiento, derrota o exclusión. Personas que buscan por todos los medios emparejarse, y terminan enganchándose con alguien a quien no aman, pero que representa eso que tanto persiguen. Sin darse cuenta, acaban enamorados de una figuración, de un espejismo: no de la persona, sino de lo que la persona temporalmente encarna.

Me apenan las personas que no se soportan a sí mismas, que no se toleran, que se asfixian en el silencio de sus habitaciones, y que no se interpelan delante del espejo por miedo a descubrir vaya uno a saber qué incómodas verdades. Esas personas, con tal de combatir su paranoia de quedarse solos, son capaces de estar con quien pueden y no con quien quieren, ignorando que así extienden su tragedia.

Esa actitud responde a una típica mentalidad empapelada de frases como “voy a darme una oportunidad con él”, “no lo amo, pero lo necesito” o “sé que con el tiempo puedo enamorarme de ti”. Desconfíen cuando escuchen esas gentiles fraces, porque detrás de ellas suele haber gente cobarde, miedosa que hipoteca su libertad y se abraza a una relación en la que no cree.

Tengo un amigo que sostiene que uno se empareja porque, inconscientemente, busca un testigo, alguien que pueda dar crédito a tus vivencias y sea quien las corrobore ante los demás. Una especia de fact checker sentimental. Tiene sentido. En todo caso, creo que todos se merecen vivir una larga temporada sin pareja. Pasarla solos un rato, sin más interlocutores que uno mismo.

De hecho, yo no busco novi@ para que me ‘rescate de mi soledad’. Al contrario, busco para que venga a compartirla conmigo.

PD.estoy en un estado de tranquilidad total que no me importa lo pasado mucho menos el futuro ,por que solo vivo este momento y es una paz y felicidad que muy pocas veces la he sentido,

no hay nada como una buena compañia y que mejor si eres tu, disfrutemos nuestro momento hasta que la persona adecuada llega.

Song 2 - Blur

sorry por no poner el video oficial en ese video hay una parte que siempre hago cuando me siento feliz saltar en mi cama :D

sábado, 5 de diciembre de 2009

UNTITLED

Rebuscando en YouTube me encontré con que esta canción que tanto me gusta, tiene un video que, lejos de ser alegre, demuestra que una pareja que se quiso se puede despedir con el mismo cariño con el que se amó.

jueves, 3 de diciembre de 2009

YA LO PASADO , PASADO



EL PASADO ESTÁ MÁS LEJOS DE LO QUE PARECE.

El pasado. ¿Quién puede quitárselo de encima? Que yo sepa, solo en las películas uno puede borrarlo de su mente si así lo desea. Ojalá así funcionara la realidad. Todo sería mucho más fácil. Nos podríamos cruzar todos los días con ese ex que nos hizo la vida a cuadritos y nos pasaríamos de largo sin inmutarnos, no necesitaríamos tiempo, ni terapia, ni amigos en esta dolorosa etapa en la que volvemos a estar solos, después que esa relación no funcionó. Pero, piña. No se puede. Y algunos, por masoquistas, tercos o porque aún guardamos esa ilusa esperanza de que él o ella volverá, nos negamos a dejar de mirar por el espejo retrovisor de nuestras vidas.

¿Y saben cuál es la peor parte? Que la culpa la tenemos nosotros mismos. Recién me di cuenta de esto el viernes pasado, todo por haber escuchado el reproductor musical equivocado.

Estaba buscando el mío dentro del desorden de mis pocas cosas. Ante la frustración de no poder llevar mi música en el bolsillo del pantalón para darme esas habituales escapadas de la realidad, cogí el mp3 chiquito, ese que uso cuando salgo a correr, el que me compré cuando no tenía plata para reemplazar el que me robaron. Gran error. No reparé en mi gran memoria musical. La olvidé por completo.

Ese viernes, en la banca del parque (al frente del BCP para aplacar la curiosidad) , una sucesión de imágenes escondidas, de momentos olvidados y personas que hace tiempo se fueron de mi vida, reaparecieron como si le pusiera 'play' a una película vieja. Las llaves que mantenían esa caja cerrada abrieron todas sus cerraduras, una por una, con cada maldita canción.

Recordé esa vez que tomábamos en nuestro bar. Loco tu forma de ser. Sí, ese ere yo. Estaba feliz. Hace tiempo que no siento ese tipo de felicidad, y la extraño. Tomábamos cerveza de pico mientras conversábamos a gritos sobre la música. Yo te había dicho que iba a invitar las dos primeras chelas de los seis que tomamos y que, al terminar la noche, el barman no nos cobró porque le caímos bien. Regresamos en taxi a mi casa donde nos quedamos, no recuerdo cómo cruzamos el puente. Esa ciudad, a esa hora, en ese estado, contigo, me hubiese gustado retenerla registrada en alguna parte de mí, así como guardo esa foto, la única que sobrevivió en la memoria de mi computadora. Simplemente porque hay recuerdos que son maravillosos; qué importa con quién los hayamos compartido.

Recordé también el día que nos conocimos. Yo te esperaba sentado en la vereda al frente de la iglesia con un cigarro en la mano. Estaba nervioso. Te bajaste del carro azul y yo casi me caigo al tratar de levantarme, pero me sostuviste y casi nos caímos los dos, eso nos hizo reír. Me dijiste que así nunca me iba a olvidar del momento en que nos vimos por primera vez. Tenías razón, hasta ahora tengo la pequeña cicatriz que me hizo la quemadura del cigarro en uno de mis brazos y el recuerdo de tus ojos mirándome solapa mientras caminábamos. Estabas nervioso, también. Luego hizo su aparición, cómo no, toda esa madrugada en la que estuvimos sentados frente a frente en mi banca preferida conversando de todo y de nada, qué importaba, nos mirábamos a los ojos, no podíamos creer lo felices que estábamos, al fin en Ayacucho, otra vez juntos. Amaneció y mientras nuestros amigos se emborrachaban, tú y yo regresamos a casa caminando mientras comíamos churros con majar blanco, en paz.

De pronto, pasó una chica con un perro. El animal era muy grande y tiraba con fuerza de la correa. Ella reía y lo llamaba por su nombre. El perro ni caso. Ella me sonrió al pasar frente a mi banca. Yo le sonreí de vuelta. Justo en ese momento, me di cuenta que todo el tiempo que pasé en compañía de mi mente, sentado donde estaba, estuve solo. Estoy solo. Sigo solo. Todo lo que había guardado en ese reproductor de música era la banda sonora de varios pasados. Es lo malo de jugar con fantasmas. Nunca se sabe en qué momento se aparecen y menos, cuándo se van. Lo bueno es que a esos, a los que yo había llamado con una lista de tontas canciones, ya los olvidé. Ya no los necesito. No los amo más. No los volvería a tener a mi lado, ni compartiría con ellos un viaje, un bar. Me olvidé de mencionar a mi corazón, aunque no creo que le importe mucho. Porque ya no vive quizás allí, donde suena esa música en la que se cuelan risas, gemidos, susurros, promesas, miradas, besos. Amor.

Mi corazón está conmigo. Tiempo presente. El pasado está por allá, lejos, haciendo su vida seguro. Imposible olvidarlo del todo, claro, en algún rincón hay que meterlo; pero sé ahora que también es imposible convivir con él. ¿No es suficiente carga lo que vivimos a diario para acumular mochilas pasadas y pesadas sobre nuestros hombros?

Y ya basta de culparlos a ellos, a los que nos dejaron, a los que nosotros dejamos. Ellos ya no están, no tienen nada que ver con que nos guste anclarnos o no podamos despegarnos de ese tiempo extra dentro de lo que ya pasó y no volverá. Para películas mil veces vistas está Ben Hur, para figuritas repetidas está la infancia, para películas que sí queremos volver a ver está el DVD. Ya sé lo que nos gusta renegar, lamentarnos y meternos látigo con el “ojalá nunca hubiera conocido a fulanito”, “quisiera poder retroceder el tiempo” (esa es mía, todo un clásico), o “¿por qué me enamoré de menganita?". Bueno, porque la vida no está hecha de patrones, no es una línea recta, porque eso de la mala suerte en el amor se lo inventó alguien que jugaba bien a las cartas. En el amor no hay reglas, instrucciones ni estrategias. Estamos llenos de malas experiencias, eso sí, de ilusiones a destiempo, de encuentros fatídicos, de absurdas coincidencias, de errores feroces, de personas equivocadas, de promesas que nunca se cumpliran, de cosas que hacemos borrachos y sabemos que al día siguiente nos arrepentiremos. No podemos pretender vivir el cuento de hadas porque no es real. La vida no es ni será perfecta, el amor tampoco. Y quizás, por mucho que lo quiera creer, no duran para siempre.

Sin embargo, la aceptación, con lo que cuesta, es solo el primer paso, pero muy necesario para poder pasar al siguiente: ya no volverá. ¿Duele? Claro!!!, es un baldazo de agua fría ahora que las calles se llenan de neblina. Pero le cambio a cualquiera ese dolor por una negación que dure mil años. Ya se terminó hace rato. Game over. Pasemos a otro tema. Ya estuvo bueno. The end.

Y ahora ¿qué?, se preguntarán ustedes como yo me lo he preguntado muchas veces. Pues no queda otra que tirarnos de cabeza de nuevo a nuestras vidas. ¿Acaso están tan vacías que nos vamos a meter un clavado mortal? No lo creo. Hay chamba por hacer. Así sintamos la inseguridad de un equilibrista inexperto, ese vértigo vale la pena. Nuestra piscina está llena de otras cosas, que pueden no ser amor, pero que están ahí, esperándonos. Estar solo requiere un poco de valentía, así sintamos que nos vamos en picada de vez en cuando, porque es una lástima pero hasta ahora no están a la venta en los supermercados las recetas mágicas para ser feliz, pócimas milagrosas para tener lo que siempre soñamos o las bolas de cristal que predicen el futuro que queremos.

Solo hay tiempo. Nuestro tiempo. Tenemos dos opciones, mejor dicho tres. Uno. Nos sentamos a esperar que pase algo. ¿Qué cosa? no lo sé. Cuando me he sentado a esperar, solo ha pasado el camión de basura de las tres de la mañana. Dos. Nos levantamos de una, retomamos el camino donde lo dejamos y comenzamos a alejarnos de la parte del pasado que nos hace daño. Tres. Tomamos el camino corto, el que le saca la vuelta a la soledad, y buscamos un clavo que saque al que tenemos clavado. La cena está servida, escoja usted su plato de fondo.

Nadie es un cuadernito en blanco. Somos seres humanos, no un triple raya marca Loro. Sin embargo, podemos cerrar ese viejo álbum de fotos de una buena vez y comprar uno nuevo, o tirarle la puerta en la cara al pasado y gritarle que no la vas a volver a abrir, por lo menos en un buen tiempo. Lo que yo hice fue borrar las canciones de mi compañerito de maratones diurnas en mi banca preferida al frente del BCP. Eso, y todo el tiempo que me tomó volver aquí, a este día de en diciembre que puedo recordar, escribir sobre el pasado, sin rabia, sin pena, y sencillamente seguir. La poeta y psicóloga norteamericana Clarissa Pinkola dice en su muy famoso libro Mujeres que corren con los lobos que cada uno de nosotros (en este caso lo podemos poner en términos unisex) tenemos huesos que quemar. Estos huesos simbolizan lo vivido, mejor dicho, lo mal vivido. La fogata, nuestra libertad.

Al fin encontré este fin de semana lo que estuve buscando: mi Ipod, y lo hallé en el lugar en donde no había rebuscado, donde siempre estuvo. El Ipod correcto. El que me ve reír casi todos los días. El que está lleno de helados de fresa en barquillos de chocolate, del calor de mi pequeña pareja de juegos en el parque, de domingos sin tristeza, de pequeñas alegrías, de lágrimas nuevas, del olor del la lluvia, de mí.
Así de fácil fue como regresé al mundo de las nuevas ilusiones, al presente. He sido buen chico y ya hice mi tarea, por más difícil que estuviera. Ya estoy bien. Ya soy yo otra vez y si en algún momento me pregunté si ya estaba listo para salir o no, ahora estoy seguro de que no solo estoy listo para salir con alguien, sino para enamorarme. Eso me gusta.

¿A quién no le gustan los nuevos comienzos? ¿Alguien más se anima a hacer su fogata?

El pasado duele y muchas veces duele más de lo que se supone debería doler, a veces el pasado está pisando los tacones de nuestro presente, a veces lo que tenemos que olvidar lo tomamos como futuro, duele reconocer y aceptar que algunas cosas ( que por mejor de nosotros mismos y de otros ) deben quedar en el pasado y verlas alejarse con una sonrisa, yo no guardo rencor ni nada parecido a la persona que me enseño estas reglas de tiempo , pero si fue difícil meterlo en el baúl de los recuerdo. Así que aceptemos cuando algo no anda mal y archivémoslo .pero siempre felices porque esas cosas con el tiempo son anécdotas que las recordaremos felices con sonrisas en el rostro. Gracias por todo y bienvenido al club del baúl de los recuerdos.

cancion para toniar y estar siempre feliz =D

Calle Ocho (75, Brazil Street) - Pitbull


El pasado debe estar donde pertenece asi que con ayuda de amy lee te digo todo lo que no pude y no podre , por que con esto, termino. PD: no hay rencor

lunes, 30 de noviembre de 2009

¿ESTAMOS SALIENDO?


RESULTA QUE EL DICCIONARIO DEL AMOR HA CAMBIADO

Entre primaria y secundaria me empezaron a llamar la atención esas -para mí en aquel momento- tan lejanas e imposibles historias de amor. Comencé a ver a parejitas sentadas en las escaleras entre los pabellones de clases, los primeros besos en vivo y en directo, las fotos carné dentro de la billetera, cadenas de plata de los chicos colgadas del cuello de las chicas y viceversa; y claro, los chismes. Quién estaba con quién, cómo así y desde cuándo, era lo primero que todos querían saber antes de la campana de entrada y del timbre de los recreos. De ese modo me enteré lo que era “afanar” a alguien. No era nada sencillo; era todo un proceso. Había pasos que seguir para lograr el tan ansiado “sí, quiero estar contigo”. La cosa era así: primero te gustaba alguien, luego alguien te hacía el bajo, es decir, alguien se enteraba que la chica/chico que te gustaba también gustaba de ti. Si era sí, ahí arrancaba la cosa. Primero, te armabas de valor para acercarte o llamar por teléfono (la pedida de teléfono era un clásico, a falta de correo electrónico, mensajes de texto y demás medios electrónicos que ahora eliminan el factor “roche” de la comunicación entre dos personas).

Después del teléfono venía la también conocida época del afán. No recuerdo con exactitud cuánto demoraba esto, pero era el tiempo en que los dos personajes en cuestión pasaban de ser amigos (así no hubiesen sido anteriormente amigos realmente) a ser “enamorados”. Definitivamente, hoy la cosa ya no es así. Ahora la gente “sale”. Yo quiero saber, ahora que lo vivo, ¿cuál es el significado de “estamos saliendo”?
Si me hago esta pregunta es porque, obvio, no tengo respuesta. Así que solo puedo soltar conjeturas que ya habían comenzado a rondar por mi cabeza desde que empecé a, literalmente, salir; y que, se han hecho más palpables ahora, cuando me he visto reiteradas veces cuestionado (por muchas personas, de diferentes contextos, amigos, compañeros de clase, conocidos y desconocidos) y puesto entre la espada y la pared con la misma pregunta: ¿ya tienes novia? Yo pongo mi cara de póquer y he tenido que responder: No, estamos saliendo. Y es la verdad.

Sin embargo, irremediablemente me zambullo en el mar de etiquetas que podría ponerle a las diferentes relaciones que he tenido en mi vida. Pienso que a mis queridos barrios imaginarios como Amigolandia e Ilusiolandia, habría que sumarle Agarrelandia, Revolcónlandia, Quiero-conocerte-un poco-más-landia, Te-estoy- meciendo-landia, Me estás-meciendo-landia, Sí quiero algo contigo-pero-todavía-no-sé-qué-landia, No-quiero-nada serio contigo-landia y Solo-estamos-gileando-landia (¿ven? ya aprendí). Miles de terrenos más, en los que supongo que uno habita mientras encuentra o busca lo que quiere en alguien que esté buscando o encontrando lo mismo en uno.

Pero dejémonos de palabras. Es irónico que exista un término como “salir” que justamente define lo no-definido. Salir puede implicar (o no) fidelidad, constancia, ese “ir” hacia algún lado juntos, etc. No hay reglas, no existen los compromisos. No hay nada establecido.

Las etiquetas no me gustan, porque no siempre definen a una relación. Y las relaciones no se definen porque sí. Ponerle un nombre a una relación es hacer explícito un pacto entre dos, íntimo y privado. Sea cual sea. Pienso que solo así vale abrir el diccionario y leer que “salir” es de alguna manera probar, conocer, tantear, ver si esa persona te gusta y más importante aún, si te gusta lo suficiente para dar un paso más. No ese que te hace ser “novios”, sino el paso importante, el interior: la decisión de elegir a esa persona para quedarte a su lado y dejarla quedarse a tu costado; pero de ninguna manera salir significa mentir de manera soterrada o de fingir sordera emocional. Eso, simplemente, no se hace, aunque resulte tentador.

PD. el problema con esta frace o este "tipo de relacion" es que no siempre es igual para las dos personas, existe de pormedio las iluciones que tenga uno con el otro asi que la mejor manera es ser sinceros y decir o preguntarle ¿que es lo que tenemos?
DIME TU SI QUISIERAS ANDAR CONMIGO.


Andar Conmigo (Unplugged) (En Vivo) - Julieta Venegas

Esta es una escena de dos desconocidos que se animaron a salir. (ELIZABETHTOWN

jueves, 26 de noviembre de 2009

HUYENDO



Desde cuando somo el futuro de alguien,cuando ese alguien vive con su presente

Estaba aburrido y moría de hambre, la garganta para variar me dolía y hacia un frio espantoso cuando mi celular comenzó a timbrar. Era un número que no conocía. Igual contesté, Felizmente lo hice. Era una amiga con la que no hablaba hacía mucho. Ella me preguntó qué estaba haciendo. Yo le dije que estaba encerrado en mi habitación con el cuerpo adolorido con muchísimo frio. Me preguntó si podía visitarme. Por el tono de su voz y su, entre comillas, no importarle mi estado de salud, supe que no era una visita social ni repentinas ganas de verme, sino algo realmente importante. Le dije que la esperaba. Por motivos que entenderán líneas abajo, desde ahora la llamaré Claudia.

Mientras la esperaba pensé que, aunque la quería mucho y me gustaba estar con ella, durante el último año solo había visto a Claudia en alguna reunión, en alguna fiesta, bar, restaurante o saliendo de clases. Llegó al fin y se sentó al borde de mi cama. Estábamos casi a oscuras porque yo había cerrado las cortinas para poder dormir de día, pues mi noche había sido un infierno. Claro, ésta se convirtió en un paraíso cuando ella se decidió a comenzar a hablar.

Claudia me conto que hace exactamente un mes (26 de octubre - 26 de noviembre) venia saliendo con un chico al que en el poco tiempo avía llego a querer intensamente, me conto que tenia detalles bonitos para con ella, el sexo que lo habían hecho más de 1 vez era más que bueno, también me conto que nunca había sentido una paz igual a la que siente cuando esta echada sobre su pecho escuchando el latido de su corazón mientras el acaricia sus cabellos, en el poco tiempo que lo conocía llego a aguantar sus defectos y acomodar su horario para que coincida con el de él .
Lo quería y mucho, sin mencionar las gran distancia que los separaba en gustos musicales , su adicción a las fiesta y todo lo que conlleva eso, Claudia lo encontraba adorable y sabia que el también la quería ,por un buen tiempo Claudia fantaseaba con su relación y cada segundo miraba al celular esperando a que el la llamara.

Yo puedo dar fe de que Claudia lo quería ya que personas como ella y yo nos comprometemos emocionalmente muy rápido y que a veces el tiempo (1 mes en este caso) no importa sino la intensidad que ambos dan a sus sentimientos.
Pero como sabemos no toda historia siempre es un cuento Disney, y doy de cocachos a Claudia porque siempre lo supo, su historia o romance idóneo como ella quiere llamarlo no era exclusivamente de los dos, el siempre tuvo a alguien a quien juraba iba a dejar cuando se presente la oportunidad perfecta, claudica en el fondo (muy, muy en el fondo) sabia k eso nunca pasaría pero lo que ella vivía al lado de él no le permitía pensar en las contras.

Según lo poco que se (saco deducciones de los relatos de Claudia) estoy casi seguro que el chico la quiere tanto como ella, y que por razones de falta de delicadeza, bigamia o simple miedo no podía romper con la "otra".
Esa noche (26 de noviembre) quedaron de verse donde siempre y cuando digo donde siempre me refiero al parque que ya lo llaman "nuestro" no era un día cualquiera, a pesar de que Claudia fingiera que si lo era, llevaban saliendo un mes y todo salía a la perfección Claudia no podía perder mas y lo único que tenía que hacer era disfrutar de tenerlo junto a él riendo de tonterías, hablando de todo y de nada, fumando juntos sin importar nada ni nadie sino simplemente viviendo el momento .

Mientras ambos reían fueron interrumpidos por el ring del celular del chico, contesto de lo más normal sin ver quien era pero al escuchar la voz del otro lado del celular, su expresión de paz cambio a la de un fijativo al que la policía ya tienen acorralado, sus respuestas eran monosilábicas lo que en Claudia sembró la duda y empezó a cuestionar la identidad anónima del personaje de la llamada misteriosa. Después de que el cortara la llamada empezó a mirar por todo el parque como buen paranoico, a Claudia le incomodo y preocupo esa reacción así que hizo la pregunta que desde hace unos minutos se preguntaba ¿quién era? Mi enamorada dijo él, Claudia se quedo llamada mirando al suelo preguntándose si algo mas podía salir mal ,cuando él la tomo por la muñeca y le dijo VAMONOS MI ENAMORADA ESTA MUY SERCA AL PARQUE, corrieron una cuadra escapando de la enamorada hasta que Claudia lo detuvo, invento algo que tenía que hacer con urgencia se despidió con una sella y se fue corriendo en dirección contraria, mientras trataba de huir a algún lugar donde pudiera estar sola y lamentarse lo tonta que fue, se pregunto¿ qué estaba haciendo?, ¿qué paso con su dignidad?, ¿era la amante de un tipo que prometía dejar a la otra y vivir en un fantasía?,¿ que pensaba que pasaría, que pensaba que estaba pasando?,¿ nuevamente fue cegada por promesas?.

Crear victimarios y hacernos las victimas era por las puras, lamentarnos y decir ¿porque no me di cuenta?, ¿porque no lo deje cuando me dijo que tenía enamorada? a estas alturas no servían mucho. Lo mejor era sentarnos un momento a respirar y pensar un momento, a veces alejarnos es mejor que estar juntos cuando algo te hace daño.

Al día siguiente Claudia me conto que se fue a la cama muy triste y despertó mucho mas, la verdad es que también esa noche no dormí del todo bien, porque parte de mis sentimientos son igual a los de Claudia ambos damos mucho, ambos nos involucramos mucho emocionalmente y a ambos se no es difícil decir adiós por más que sabemos es lo mejor.

cancion que de seguro a claudia se le paso por la mente.

Somos Amantes - Eva Ayllon

"Fidelity" de Regina Spektor
(Aquí va el video de una chica , que se metió con un chico que no mostró su rostro real)

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Dónde estás que no te veo?


Dicen que el que la busca la encuentra y que el que la sigue la consigue. Pero esas lecciones de perseverancia no siempre dan resultado. Uno puede pasarse tocando una puerta, una que por X motivos creen que es por la que deben de entrar, y no porque insistas e insistas la persona que está al otro lado te va a abrir. Bueno, finalmente lo puede hacer por cansancio, pero créanme que, si es así, lo hará de tan mala gana que van a desear que la puerta se hubiera mantenido cerrada.

No creo que buscar, buscar y buscar hasta encontrar lo que estás buscando sea una buena táctica. Piensa en todas las veces que tus llaves han desaparecido de tus bolsillos o mochila, cuando el par del zapato que combina perfecto con lo que te has puesto se fue caminando del clóset y se puso a jugar a las escondidas en el rincón más oscuro que hay debajo de tu cama.

¿Cuántas veces has rastreado tu casa buscando desesperado el control remoto del televisor –o cualquier cosa para tal caso- durante largos e infructuosos minutos solo para que, un rato después, llegue alguien y te señale que lo que buscabas desesperadamente estaba ahí, en tus narices, camuflado como un experto camaleón?

¿Ven? A veces es mejor no obsesionarse con encontrar las cosas, relajarse y alegrarse cuando estas se nos cruzan en el camino.

Ojo, no lean mal. De ninguna manera estoy diciendo que uno no debe luchar por lo que quiere hasta lograrlo. Solo estoy diciendo que, en cuanto a encontrar cosas perdidas se trata –y amores también, en un ratito les explico-, nuestra insistencia en vez de atraer las cosas, las puede repeler. Si buscas, buscas y buscas enfermizamente, probablemente llegues a pensar que todo lo que brilla es oro.

Aquí una historia para los incrédulos…

Después de una ruptura algo traumática, pensé que iba a ser imposible que volviera a encontrar a otra persona con la que pudiera verme en un futuro. Asustado -sí, ahora me doy cuenta que lo que me movía era el miedo a quedarme solo- quise llenar ese vacío, pero lo único que logré en esas noches de soltería fue hacer que cada vez sea más grande.

Salí con un par de personas mas ,que en el papel, eran todo lo que estaba buscando, cumplían con todos los requisitos que, sin darme cuenta, había enlistado en mi mente: independencia , temas interesantes de conversación, buen gusto y pasatiempos comunes,entre otras cosas más químicas que físicas.

Al principio, las reglas del juego eran claras: Ellas solo querían pasarla bien y yo también, porque ¿quién quiere empezar una relación cuando acaba de terminar una? Pero al final, porque no puedo evitar involucrar mis sentimientos, siempre terminaba queriendo más.

Darme de cocachos con la realidad, con la desilusión de que ese “algo más” no estaba en sus planes, al menos no conmigo, sí que me vino mal. Y como les dije, hizo que me sintiera más solo y, lo que es peor, que me convenciera de que simplemente no iba a encontrar a alguien que me quisiera de verdad, tal cual era. (Andaba algo decaído).

como siempre la ayuda de una buena amioga en este caso chio vega me ayudo a comprender que a todos nos llega la hora de amar que por mas que lo desearamos con todos nuestras fuerzas o nos escondamos de el , nos encuentra y nos atrapa.

A lo que voy es que eso no lo busqué, simplemente llegó y la necedad de mi búsqueda de manzanas verdes casi hace que deje pasar a esta jugosa manzana roja. Y lo más importante es que ella me ayudó a sacarme la venda de los ojos, a no cerrarme a las posibilidades que ya tenía preconcebidas. chio me calmó, me hizo ver que no era necesario que anduviera todo el tiempo con el radar en on y desterró mi idea de que no iba a poder sentir algo genuino por alguien de nuevo, sin poses ni caretas, y viceversa.

Después de que se fue, quedé más calmado, convencido de que me iba a encontrar con ese amor que tanto creía que necesitaba cuando tuviera que encontrármelo, porque simplemente ya era mi turno, no porque me había matado buscándolo. Y así sucedió.

Moraleja: No se empecinen en encontrar a LA persona. Cuando sea el momento, la verás sonriendo delante de ti.

Es hora de que se manifiesten. ¿Creo que tengo razón o no? En estos casos, ¿el que busca encuentra o creen que esa actitud de caza constante empeora la situación?

todos,incluso freddie mercury buscamos alguien a quien amar.

10 Somebody to Love.wma -

YOU FOUND ME, la pregunta es nos daremos cuenta?!!!!!

miércoles, 4 de noviembre de 2009

No te vayas sin decir chau...


HAY QUE TENER VALOR PARA DECIR ADIÓS.
Las separaciones son un asco, o por lo menos se sienten como si lo fueran. Creo que todos, con pocas excepciones, hemos pasado alguna vez por una ruptura y al que me diga lo bien que la pasó, no le creo. Así sea uno el que decide terminar una relación o al revés, siempre habrá un momento difícil, incómodo, doloroso, interminable, aterrador -para muchos- en que le tienes que informar a otra persona que ya no quieres estar más con ella. Pero, y este es un gran “pero”, hay muchos cobardes sueltos por ahí, que prefieren agarrar una garrocha y al mejor estilo de las olimpiadas, saltarse el mal rato.
A mí me pasó hace muy poco (la semana pasada para ser exactos como perfecto cuento de terror sin mencionar que era halloween) y me hizo pensar que ya me había ocurrido antes.
Si viajo hacia el pasado, recuerdo algunos sujetos que en vez de despedirse se retiraron por la puerta falsa, a escondidas, como si fueran ladrones; casi, casi, como criminales. Vamos de atrás para adelante.
El primero me dijo el popular “ya vengo”. El peor, dejó la puerta abierta, tomó un avión imaginario sabe dios a donde y jamás regresó, por lo menos no a mi vida. Poco después me enteré de su relación con otra persona que tuvo el descaro de tratar de ocultar. Por más que lo intentó, no pudo. Y funcionó eso de “seré tonto, pero no cojudo” y lo arrinconé en la puerta de su casa como un gángster. Sí, antes mi orgullo y mi amor propio funcionaban de otra manera, mejor dicho, no funcionaban. Se intentó hacer el loco, pero le dije que me debía una explicación. Sentados en un café (no sé por qué algunas personas piensan que en un lugar público están libres de pasar por un “escándalo”), no hubo un tal escándalo. Con dos lágrimas, una en cada ojo, le dije que era una pena que aún en ese punto de la situación (porque ya no era una relación), me siguiese mintiendo y no me dijera a la cara que ya no me amaba, que así de simple era la cosa, que me haría un favor para ayudarme a olvidarlo. Pero no. Aún habitaba el país de los cobardes y caraduras. Así que mientras me terminaba la cerveza que tomaba pensé: ¿por qué no me siento tan mal?, ¿por qué mis ganas de asesinarlo se habían desvanecido? Y claro, la respuesta es simple. Las decepciones tras decepciones aniquilan el amor como el Raid a las cucarachas. Así que me paré, no le di ni medio beso y le dije: yo sí tengo algo que decirte y es bien cortito, ya no te quiero, chau.
Tengo que decir que aún sin quererlo, por lo menos no de la forma como creía que lo amaba, no fue fácil dejar atrás esa relación y seguir para delante, pero lo hice. Tenía a otra persona a quien amar y la había dejado a un lado.
Tengo dos malas noticias para los novios fugitivos. Una, por más que una relación de amor se haya convertido en una de terror, no deja de ser un 100% partido exactamente por la mitad para ambas partes (así uno de los dos haya cargado con más o menos porcentaje de su responsabilidad) y ese compromiso intangible vale hasta el final. Hasta la despedida. Y dos, no tengo idea de por qué algunos le tienen tanto miedo de enfrentarse a una despedida. Nadie va a sacar un machete y les va a cortar la cabeza. Estoy seguro de que muy al contrario de lo que la mucha gente piensa, no es solo miedo a la reacción que el otro puede tener o a herir sus sentimientos, sino a hacerse daño a sí mismos. Y eso es, además de cobarde, bajo y egoísta.
Aunque suene irónico, cuando a mí me tocó estar del otro lado y terminar dos relaciones, me encontré en ese mismo momento lleno de dolor, desconcierto y lágrimas. Porque es simple. Duele separarse de quien has querido, de la persona con la que compartiste tanto, de ese futuro que ya no hay quien salve. Pero lo hice, ante los ojos de borrego degollado de ambas personas. No hice un mágico acto de desaparición ni dejé que me rogaran un solo día pidiéndome una explicación. No es fácil decir “ya no te amo” o “ya no quiero seguir con esto”, quizás no de la misma forma que oírlo, pero así sea un trago recontra amargo, respiré hondo, bajé la cabeza, tragué saliva y lo dije. Por respeto, por cariño. Sí me importó que luego me odiaran por un tiempo, que hablaran basura de mí o que les estuviera rompiendo el corazón. Pero me importó más poner las cartas sobre la mesa. Ser honesto. ¿Quién quiere a su lado un amor de mentira? De más está decir que ahora ambos están felices con alguien mejor a su lado, y que ese episodio de la vida que compartimos no les importe un pimiento partido por la mitad. Mi conciencia estuvo y está tranquila, así no haya sido la novio que ambos esperaban, así haya roto buena parte de sus sueños de ese momento.
Si dos personas tuvieron el entusiasmo, tiempo y esfuerzo para estar juntos el tiempo que haya sido, ¿no basta solo eso para tener una despedida decente?, ¿qué se hace cuando alguien con quien tuviste algo de pronto desaparece sin decirte un mísero chau?, ¿se llama a los cazafantasmas?, no creo. A nadie le gusta que fantasmas del pasado ronden sus vidas llenas de palabras no dichas, de eso que se te queda atracado en la garganta, de algún reproche, de un “perdóname”, de un “esto es lo que no puedo perdonarte”, de un beso, un abrazo, en fin, una despedida. Para eso existe una cosa llamada valor. Y hay que tenerlo para poder decir adiós.
PS. Esto no lo escribí para ti, pero sí que me hiciste pensar, ¿Por qué desapareciste?
La mejor forma de poder despedirse de alguien.


Goodbye My Lover - James Blunt
Creo que no hay forma más clara de explicar en imágenes y música como me siento hoy.(desde el domingo)

miércoles, 28 de octubre de 2009

TU LO PROMETISTE


CUANDO DE PROMESAS SE TRATA ¿SOMOS DE OÍDO FÁCIL?
Dicen que los seres humanos somos visuales, pero personalmente creo que algunos somos auditivos. Lo que yo creo es que algunos (temporalmente o por siempre jamás, depende del caso) tenemos un dispositivo instalado en los oídos para creer lo que no es una promesa ni un juramento, sino simples y llanas palabras de dudosa veracidad. Y ojo, el poder que ejerce este alocado sistema auditivo sobre nuestro sentido auditivo se multiplica cuando se trata de palabras como amor, lealtad, fidelidad, futuro y eternidad. ¿Verdadero o falso?
¿Solo creemos lo que queremos escuchar? y, en más de un caso, ¿nos hemos vuelto adictos a las mentiras? Veamos.
Hace poco vi una obra de teatro. La trama iba así. Un matrimonio y su hijo están a punto de mudarse a otro país. Están empacando las últimas cajas cuando de pronto, tras unos golpes sorpresivos en la puerta, aparece en el umbral una novia que el hombre tuvo 24 años atrás. Él no la reconoce (digamos que desde los 17 al los 41 las personas no permanecen intactas como momias embalsamadas). Ella ha venido a exigir el cumplimiento de la promesa que él le hizo el verano en el que se enamoraron: amarla y quedarse a su lado para siempre.
Ustedes pensarán ¿qué tuerca le falta a esta mujer para aparecer veintitantos años después y obligar a un hombre casado a dejarlo todo para irse con ella tan solo por el valor de un juramento de juventud? Pero si vemos el asunto desde otro ángulo, a la loca no le falta cierta razón. ¿Qué pasa si en verdad le creyó?, ¿qué pasa si en realidad pasó buena parte de su vida como una Penélope esperando que Ulises se aparezca por ahí?, ¿no creen que un día se cansó y pensó “si Mahoma no va a la montaña”, lo googleó, lo encontró y fue a reclamar lo prometido?
Y si lo pensamos en un nivel macro, ¿qué pasaría si en este momento salimos todos en busca de los bocones que nos juraron amor eterno en vano o nos hicieron tragar floros baratos?, ¿se armaría una guerra de los mil demonios?, ¿se establecería un nuevo proyecto de ley que ampare los millones de casos promesas rotas en el país?, ¿qué pasaría con los divorcios?, ¿los demandandos recibirían sanciones para quemarse como pollo en las brasas del infierno por no llegar a amarse en las buenas y en las malas hasta que la muerte los separe? La justicia sería otra, en definitiva.
No creo ser el único. Quién no ha escuchado a algún amigo o amiga lamentarse entre litros de alcohol o helado y torta de chocolate, entre mocos y lágrimas decir: “él me dijo…”, “el juró por el alma de su abuelita que…”, “ella me prometió que….”, “no te creo, ella me ha jurado que no…”. Pues sino todos, muchos de nosotros nos hemos encontrado en tales escenas y sus versiones tecnológicas son para cagarse de risa: (con voz de tragedia griega versión alterada): “mira la carta que me mandó”, “toma mi celular y lee todos los mensajes que me puso Fulanito ese mismo día”, “lee este mail”, “su estado de Facebook dice que está en una relación conmigo”, “lee el post que me escribió cuando nos conocimos”. Pues lamentablemente para los creyentes de las palabras, todas pueden ser reducidas a una vil mentira.
Sin embargo, no hay que olvidar tres variables importantes. Emisor-mensaje-receptor (no sé porqué recordé mis clases de semiótica).
Uno. Este es un asunto de dos. El asunto no es solo una debilidad de muchas personas que creen lo que su chica, novio, o novia dicen o no tienen la valentía para aceptar lo que no quieren escuchar. Del otro lado están estos seres humanos inmaduros, invencibles en el terreno de meter floro a diestra y siniestra, sin ser necesariamente inteligentes pero sí vivos como culebras y que, en palabras de mi abuela: "podrían vender hielo en el polo norte", pero no a cualquiera sino a su presa favorita: chicos (como yo) de muy baja autoestima desesperadas por creer lo que sea.
Un par de palabras bien dichas, una frase que te toca la llaga, que te lame la autoestima caída, unas caricias auditivas y plaf! caemos como moscas, a los pies del hablador. Y no olvidemos al hablador y al escritor. Cuando la mezcla es doble es explosiva por no decir mortal. Es increíble como nuestros oídos nos pueden dejar ciegos. Nos dejamos convencer por palabras, por promesas que además de sonar de lo más ridículas, son mentiras. Mentiras que suenan bien pero que terminan siendo simples y aburridas falsedades. Algunos ejemplos usuales para complementar:
- Voy a cambiar (“Sí, cholo”, como diría mi amiga jacky).
- Eres la mujer de mi vida (Después de mi mami, de mi ex y de mi perrita Pochita)
- Nadie te amará como yo (felizmente)
- Nada podrá separarnos (Eso dijeron del Titanic)
- Siempre estaré ahí para ti (ver para creer)
- Esta vez va a ser diferente (¿Cómo?)
- Tú siempre serás el primero en mi vida (¿y qué hacemos con el segundo y el tercero?, ¿ nos mudamos a la mansión playboy? )
- Te amo para siempre (A ver ¿me pasas tu definición de siempre?)
- Nunca me dejes ( ¿Apostamos?)
- Tú eres el único (Quiero que me lo demuestres, no que me lo digas)
- Necesito tiempo (Lo que quieres es dejarme en cámara lenta, cobarde)
- Necesito tiempo para pensar (¿Mentir te dejó exhausto?)
- No te merezco (Eso es obvio)
- Te prometo que alguien te dará lo que te mereces (Este se cree la reencarnación de Nostradamus).

¿Porqué escuchamos fuerte y claro lo que es obviamente una mentira y somos víctimas de una comodona sordera cuando se trata de cosas que no “conviene oír”?
Yo me he vuelto un poco político en este sentido porque vaya que he tenido mi cuota de “calentadores de oreja”, como los llama papá Corleone, así que desde ahora quiero hechos y no palabras. Las palabras son bonitas, no lo dudo, pero a fin de cuentas expresiones que para un mentiroso no valen nada y para una persona que no se quiere, valen su peso en oro por cada letra que acierta en el blanco.
Pensando en esto, me pregunto ¿por qué la gente no dice la verdad?, por más dolorosa o sangrienta que nos parezca es lo mejor para los dos, ¿porque no somos sinceros con nosotros mismo?. ¿Estamos dispuesto a decir siempre la verdad y dejar de herir a alguien que sabemos nos quiere? y la pregunta del millón ¿por qué prometemos cosas que sabemos no podemos cumplirlas y por que las decimos en voz alta?...

Definitivamente mi segunda serie preferida.... If you love me, Won't you let me know?


apesar de todo... :(

lunes, 12 de octubre de 2009

Habla ahora o calla para siempre



----: ¿En qué piensas?
____: En nada

----: ¿Qué te pasa?
_____: Nada

No sé si será verdad que ellas tienen la cabeza en blanco la mayoría del tiempo, pero sí sé que cada vez que a nosotros nos preguntan qué nos acontece, mentimos y decimos, con una voz que parece una mezcla de Candy y Bambi (si es que hablara), que nada: “No es nada, olvídalo, no me hagas caso”, cuando en realidad sí nos pasa algo... y mucho, y sí queremos decirlo, pero quién sabe por qué no lo hacemos.

Pensando en lo que me pasa estos ultimos dias y llegué a la conclusión de que en ese problema mucho tiene que ver el hecho de que nos callamos muchas cosas, que no somos sinceros y no tenemos el valor de decir “me estoy aburriendo, hay que escapar de la rutina” o “ya me aburrí y me he dado cuenta que lo nuestro no da para más”.
A veces pensar y darle mil y una vueltas al tema no hace más que confundirnos. ¿Qué les parece si intentan compartir lo que piensan? Decir las cosas en voz alta nos puede ayudar a visualizar mejor cuál es el problema. Y si damos un paso más y nos sinceramos con la persona motivo u objeto de nuestra duda –siempre y cuando lo hagamos con mucho tino-, mucho mejor. ¿De qué otra manera esa persona va a saber que está creando inseguridad en nosotros si es que no se lo decimos? Hay que desterrar de nuestras cabecitas -¡de una vez por todas por favor!- que los demás tienen una bola de cristal para leer nuestra mente de manera que pueden decir y hacer exactamente lo que estamos esperando de "esa persona en especial".

Si nos sentimos sol@s, dejémonos de quejarnos de esa soledad y busquemos compañía, así sea de nosotros mismos. Si estamos tristes y lo único que queremos es un poco de cariño y un fuerte abrazo, ¡pidámoslo!

No se guarden las cosas. Sean fuertes, pero no se aguanten todo. Descarguen. No llenen su mochila de piedras, eso solo les quitará ligereza y harán que cada paso sea más difícil de dar que el anterior.

¡Libérense! Lloren, ríanse, griten, salten. Digan lo que piensan, compartan lo que sienten. ¡No tengan miedo!

¿Por qué nos reprimimos tanto? Este es un llamado para que hablemos, pero ojo, con conciencia, no por impulso.

Yo empiezo: Mi buen amigo jose tiene razon estoy asustado y lo acepto me da miedo dar el primer paso para todo , pero mi globo (post anterior) no esta destruido solo esta desinflado pero intacto, completo!!!, asi que si lo acepto tengo miedo a dar el primer paso pero estoy feliz con la desicion que tome.
Ahí está, ¡ya lo dije! Ahora les toca a ustedes.

Esta cancion no necesariamente es mi preferida pero me pone de muy buen humor ,perfecto soundtrack para empezar el dia. disfrutenlo !!!!

viernes, 9 de octubre de 2009

Y AHORA ¿QUE?


SEÑALES DE ALERTA PARA LA ILUSIÓN TEMPRANA

¿Cuántas veces te has encontrado, de regreso a tu casa en un taxi, una combi,o quizás acostándote, levantándote, estudiando o simplemente caminando por una calle, o mirando a la nada en la mesa de la cocina, con una sonrisa involuntaria que aparece en tu cara? Sí, has conocido a alguien, que además, te gusta. Hasta ahí, todo está bien, todo bajo control. Hasta las chispitas mariposa que revientan en tu interior y esos pequeños vértigos al recordar un momento, una conversacion o una imagen, no son más que el presagio de un posible nuevo comienzo. Empezamos a inflar un globito secreto en nuestro interior. La ilusión.

Pero justo en este momento lleno de ansias y emoción, en el que uno espera una llamada, una primera o segunda cita (según el caso), correo electrónico, mensaje de texto o una señal de humo, puede ocurrir de todo. Sin embargo dentro de ese todo, puede estar también la posibilidad de que la persona en cuestión te dé alguna señal, indirecta o bien directa, que por lo general no se ven, no se perciben con claridad o uno rechaza de pleno verlas (porque tenemos al bendito globo en la mano y nos da esa sensación tan nueva, que no es amor, pero se le parece un poquito), de que no quiere o no va a querer tener "algo más" contigo.

Aquí, breves claves sobre las que he reflexionado por experiencia propia, observación participante e innumerables conversaciones con amigos, casi siempre en medio de graves crisis de duda, nervios y, algunas veces, furia. ¿Por qué? Porque alguien les reventó el globo, la cabeza, o en casos más extremos, el corazón.

Ghost. Cuando tú pierdes el interés, la contraparte de la historia, de pronto, desaparece. Algunas veces, hasta llegar al punto de preocuparte de que le puede haber pasado algo malo. No lo hagas, te lo vas encontrar. Y en ese momento te va a interesar un pimiento. Eso es lo mejor de haber salido con un fantasma, porque cuando se te acerque con esa carita inocente de aquí no ha pasado nada, ¿cómo estás? y ¿qué es de tu vida?, tú puedes poner tu cara de aquí jamás pasó nada y seguir de frente, o mejor dicho, pasar a través de él.

La insoportable levedad del ser. O mejor dicho, la irritante bipolaridad del ser. Es decir, un día te quiero y un día no. A mi me ha pasado y descifrar esa actitud es como descubrir la ciudad perdida del oro. Un día todo es romance, palabras, atención, cariño, risas y hasta promesas, y de pronto, vuelves a ver o a hablar con un iceberg. Te sorprendes, el globo imaginario se comienza a desinflar, y luego, te dan ganas de convertirte en Sharon Stone (bajos instintos), arma filuda en mano y preguntar qué demonios le pasa. Pero de pronto, como por arte de alguna magia negra, aparece nuevamente el otro, el que te gustaba. Este juego, si decides jugar, puede durar eternamente, porque tu no tienes el manual de instrucciones y tu contrincante no te lo dará jamás. Yo lo he jugado y he terminado exhausta y, claro, sin ninguna explicación. Mejor guardar el pica hielo y las ganas de entender a alguien a quien también tú le intereses.

Carrie, extraño presentimiento. Brian De Palma asustó a toda una generación en los setentas con esta película. En la vida diaria actual, puedes producir el mismo efecto con cuatro sencillas y, la verdad, bonitas palabras: ¿quieres ser mi novio? Nunca se lo había dicho a nadie, hasta que hace un tiempo se me ocurrió decírselo a un chico con el que salí, solo por probar su efecto. También me gustaba, tengo que admitirlo. Estábamos conociendonos y nos llevábamos muy bien, pero apenas salieron esas palabras de mi boca, un gesto casi de terror y palabras temblorosas aparecieron frente a mí: no sé, no nos conocemos tanto, todavía no he superado varias cosas con mi ex, y por último, el popular: tengo miedo. Sé que fui un poco atrevido por unos minutos por jugar así, pero bastó para no volver a saber del susodicho en varios días y confirmar mi teoría de que existen frases prohibidas, actitudes prohibidas y hasta actos prohibidos .

El expreso de medianoche. (Ojalá esta definición fuera la de un tipo de café). Estás durmiendo placidamente en tu cama, cuando de pronto suena un timbrazo de tu celular. En un bar o una reunión con amigos, vibra algo en tu bolsillo. En la recepción de un matrimonio o loque sea o durante una reunión, un pitido te avisa que has recibido un mensaje nuevo. Estas tres situaciones tienen en común un solo factor: la hora. Estos mensajes nunca aparecen antes de, aproximadamente, las 2 o 3 de la mañana. ¿Por qué? Simple, porque el del otro lado del aparato ya tenía planes. Y ahora que estos terminaron, le dieron ganas de verte. Yo he recibido llamadas de madrugada que no me molestan para nada, del tipo "te extraño", pero he recibido otras, a diferentes horas de la noche, con el único propósito de que salgas de donde estás y le des el encuentro a esa personita que te comenzó a gustar. En lugar de lavarte la cara, ponerte cualquier cosa para salir o dejar a tus amigos con una falsa excusa y hacer un auto-delivery, es bueno pensar tres segundos y decir (con la misma conchudez con la que llaman) que sería mejor dejarlo para otro día, un poquito más temprano, claro. Después de todo, a quién le gusta ser la segunda opción de la noche, así la primera haya sido un pan con chorizo y unas chelas en una parrillada con amigos.

La respuesta ante el dilema de si él o ella están igual de interesados que uno no pasa por razones, que en algunos casos, pueden ser verdad (solo cuento con mis estadísticas y la mayoría son sencillas excusas para meterle uno mismo la aguja al globo): seguro quiere tomarse las cosas con calma, le gusto en serio y por eso tiene miedo de enamorarse otra vez, o peor, después de su última relación cómo va a querer arriesgarse de nuevo. No, no y no, la pregunta, y no la respuesta (esa la da el otro) es: ¿Por qué querer estar con alguien que no quiere estar con uno? A ver, quién levanta la mano. Las mías está en el teclado, por ahora, y espero que sigan bien ocupadas hasta que alguien quiera caminar conmigo, mi globo, dejarlo volar y no reventarlo.

sábado, 3 de octubre de 2009

SOLO


Ayer salí con José , es un persona a la que conozco hace algún tiempo ,pero hace algunas semanas entro a mi lista de amigos ,fue una salida tan genial y no solo lo digo porque no fue planeada , fue una de esas salidas en las que ambos nos sentimos identificados con el otro ,sin mencionar que José es una personas muy gracioso y súper alegre, caminamos no se por donde mientras fumábamos, la hora paso tan rápido, es más nos dimos cuenta de la hora hasta que su mama lo llamo asustada de que lo hayan raptado signo de que era muy tarde.

Pero sin duda lo mejor de la salida no fue lo bien que la pase, sino la confianza, la seguridad que él me brindo , me conto todo y con decir todo me refiero a todo.
Hace 5 meses que estaba saliendo con alguien y le iba tan bien, no paraba de hablar de esa persona estaba tan feliz y excitado mientras me contaba y describía su relación que podía escuchar el aletear de las mariposas dentro de su estomago y puedo atreverme a afirmar k sustituye los puntos de las "i" por corazoncitos.

lo único que hacía era escucharlo y sonriere, porque me recordaba a mi cuando acabada de conocer a "el anónimo" ,era como tener un espejo enfrente en el que estaba yo hablando de cuanto lo quería y de todo lo que sentía por anónimo , en esos tiempo era como si estuviera poseído no hablaba de otra cosa que no fuera el anónimo el 80% de mis conversaciones eran de él y el otro 20% trataba de que alguien lo traiga a la conversación, sentía mariposas en el estoma cada vez que me llamaba, confundía a las personas y las llamaba con su nombre, paraba sonriendo ,me sentía en paz conmigo mismo, todo me salía bien , hasta sentía las verduras dulces eso que las odio, y cuando alguien me preguntaba cómo era yo no podía responder me olvidaba por completo como era físicamente solo me acordaba del sentimiento y eso me suele pasarme cuando quiero a alguien de verdad.

Después de un par de confesiones y sentimientos encontrados no nos quedo otra que despedirnos , aunque ambos no quisimos hacerlo pero su mama y la hora nos lo obligaban , lo acompañe a tomar su taxi y en el camino de regreso a casa me puse a pensar y el resultado no fue muy satisfactorio llegue a la conclusión de que todos mis amigos y personas de mi circulo encontraron a alguien a quien querer o al menos por un tiempo hasta que llegue el indicado , y que ellos me dan parte de su tiempo porque les caigo bien y en alguno de los casos por que conozco a las los implicados de la relación, esto me puso muy triste a pesar de que estaba muy feliz por José, no sabía si era cuestión de karma o si esperar más te traería a alguien mejor, las causas de mi soledad aun están en discusión pero sentía que a cada pasa que daba mientras iba a casa hacia mas frio y yo me sentía mas solo que de costumbre, no podía disimularlo estaba triste y por fin aceptaba mi soledad y carencia emocional.

No quiero que las demás personas me reconozcan como el chico que pone a otro persona como eje de su mundo, que todos los días idealiza con la relación perfecta y que se la pasa diciendo " si yo estuviera con fulanito". Pero a veces las personas necesitamos un abraso , necesitamos a alguien que nos diga y nos recuerde cuantos nos quiere, las personas no somos unas islas aunque a veces queremos pensar que si , no dependemos de las personas pero a veces las necesitamos y cuando esa persona no esta es muy triste , llegue a mi cama me eche y no pude dormir bien esa noche ….

LA MEJOR RECETA PARA CONFIAR: ALGUIEN QUE ESTÁ AHÍ PARA ESCUCHAR TUS MIEDOS, HASTA LOS MÁS RIDÍCULOS.

esta cancion me recuerda a john nieto,chio vega ,jose y reinaldo y gracias x escucharme y confiar en mi , se les quiere chicos.

martes, 15 de septiembre de 2009

OE LORNA !!!


¿QUIÉN NO HA SIDO, SE HA SENTIDO O SIGUE SIENDO UN LORNA?
Siempre he escuchado que todos tenemos un niño dentro. Bueno, yo creo que además, algunos tenemos un lorna adentro. Y no lorna porque lo seamos, sino porque la crueldad de algunos niños y otros, no tan niños, del colegio (al que repito, a coro con Daniel F., no voy más), te lo hacen creer a la fuerza.

El día que un chico de primero de secundaria, me llamó por mi nombre y al voltear, en frente de todos los que estaban alrededor, me dijo: oe lorna!, y a continuación todos se rieron, yo sólo regresé la vista a mi carpeta, con el secreto deseo de que la tierra me tragase. No creo que el pata ese se acuerde de esas palabras que yo tengo bien puestas en mi memoria. Y no creo ni que se imagine que fue la primera persona que hizo que me creyera un completo idiota. Pero la historia, como suele suceder no termina ahí.

Suspiro, a mi pesar, porque, aunque suene ridículo, no me es muy agradable recordar muchas cosas que sucedieron en esos once años que pasé en el colegio. Si un día se divide en 24 horas, de las que pasas 8 durmiendo, 8 en tu casa (en la época escolar) y 8 en el colegio, no es difícil pensar que ese ambiente y sus componentes van a moldear el tipo de persona que eres. Te educan, se supone, pero ¿para qué? ¿Cuál es el modelo de hombre/mujer que forman?, y no hablo de los profesores ni del currículo educativo. Me refiero a las relaciones “chico-chica”.

¿No es la adolescencia la época de enamorarse por primera vez platónicamente o de verdad, de soñar, de los primeros novios, besos, abrazos y paseos de la mano? Al contrario de muchos casos conocidos, tuve la suerte de tener una amiguita muy linda y muy dulce. Si esa persona (………) y yo no hubiéramos tenido uno de esos romances dignos de los Años Maravillosos, estoy seguro de que no hubiese tenido novia hasta los sabe dios cuándo; y me hubiera perdido el amar a alguien a esa edad, ese primer beso, todos los que siguieron, el primer recontra-tímido “te amo” y todos esos bonitos recuerdos que me hacían olvidar que en el colegio yo era un nerd y punto; y que por esa ridícula razón, estaba excluido de la galaxia (porque, para mí, quedaba a años luz) de las relaciones “normales” entre un chico y una chica.

Yo siempre fui retraído, sin embargo, ese tipo de comentarios -que no fue el único por supuesto-, hizo que mi timidez se multiplicara por treinta. Las fiestas o eventos sociales se convirtieron en un pequeño infierno para mí. Hasta me inventé enfermedades desconocidas por la medicina para faltar a dichos eventos. Mi mamá se esforzaba en comprarme ropa porque verme los fines de semana leyendo , escribiendo, viendo tele o lo que fuese menos socializar a diferencia de mis primos de mi misma edad, no le parecía normal para un niño de mi edad. Pero la verdad, estar parado frente a la casa del terror que eran para mi esas reuniones donde, ahora sé por qué, me sentía un bicho raro, era insoportable. Y no poder hablar del tema era lo peor, ser un lorna te exige una negación automática ¿Quién acepta ser lorna a los doce, trece, catorce años? Esa reivindicación viene mucho más tarde como pueden notarlo al leer estas breves líneas.

Felizmente pasan dos cosas en la vida: uno crece y el colegio se termina. A mí me tomó unos años más darme, cuenta de que no sólo no era lorna, sino que era y soy a pesar de los días malos de depresión. algunas resacas que me dejan un mal humor y mis semanas apáticas (John puede dar fe de esto) –no lo digo por vanidoso, sino porque lo creo- soy un chico alegre, divertido y muy sociable . Y lo más importante. Sé, ahora, que eso solo es una parte del pack. Todos somos unas cajas llenas de cosas bonitas -por dentro y por fuera- y monstruos ocultos que aparecen de vez en cuando.

Lo único que me queda por decir es que dentro de mi caja hay un niñito de doce años que aún le debe un lapo y un par de sesiones de terapia a ese, digámosle, patán. Pero hay un hombre de 18 que se siente orgulloso de haber sido y ser aún UN LORNA (o como se diga ahora) en muchos sentidos porque todo lo que ocurre en el pasado, te hace ser lo que eres ahora. Y para mí, eso está bien.
El que no lo ha sido o es que levante la mano (ese sí sería un espécimen extraño).

Canción (mejor dicho, himno) para aceptar haber sido o ser un lorna/freak/raro/nerd, y a mucha honra

Creep - Radiohead

jueves, 10 de septiembre de 2009

Amor reciclado


EL AMOR DESPUÉS DEL ¿AMOR? hace un par de semanas estaba pensando en esa frase la verdad hasta ahora no logro comprenderla del todo(pensaba en pedirle ayuda a John mi contraparte en todos estos asuntos emocionales pero por el momento está desaparecido) pero creo que lo que me paso puede ayudar un poco.
Todo esto empezó la semana pasada que un ex me pidió prestado unos libros, me dijo que vendría a recogerlos a mi casa y si había tiempo salir 1) que venga a mi casa después de mucho tiempo era muy raro 2) que me diga para salir era mucha más extraño que lo anterior y 3) de cuando acá me habla por el Messenger (detalle, yo creía que me tenia eliminado). Y es extraño, porque cuando nos separamos, juró odiarme por el resto de su vida y me consta que lo hizo. Así que los episodios de mi vida vuelven a repetirse.
Mi historia no es muy distinta a las demás nos conocimos, nos quisimos y nos dañamos mutuamente, ambos teníamos planes muy diferentes, ambos teníamos ideas muy opuestas, ambos queríamos un amor distinto al que cada uno de nosotros podía ofrecer al otro, en fin ambos nos cruzamos por una mala jugada del destino a pesar de que nuestros caminos estaban muy opuestos. Nos dijimos adiós en la puerta de su casa y le dije que la llamaría. Jamás lo hice y las siguientes veces que nos vimos en los años que siguieron, yo ya andaba con otras personas nuevas amistades y situaciones muy distintas. Año y medio después de vivir en lima, en mi primera visita a Ayacucho, me di cuenta de que su juramento de “jamás te voy a perdonar” era cierto. Salía medio mareado después de un par de jarras con mi buena amiga chio vega y me alegró tanto verla por casualidad en medio de asamblea que me animé a acercarme y saludarla, pero tal fue su volteada de cara que casi me caigo a la pista. Literalmente, me quedé con el cachete en el aire. Fui de regreso a mi casa caminando por el camino de la vergüenza, porque con ese gesto me demostraba que le había hecho daño al dejarla y que yo había pasado a un merecido olvido.
Conozco gente que se vuelve a encontrar después de años y no sé cómo se vuelve a enamorar. Es decir, ¿el amor puede renacer, o algo así?, o ¿nace otro tipo de amor? Ni idea. Conozco muchos casos de amigos o amigas que por alguna razón u otra volvieron a enamorarse (o eso es lo que dicen de antiguos amores). Tengo una amiga que está con su primer novio, el de colegio y por lo que veo seguirán y son felices (rocio y gabo).tengo otros amigos que mantienen relaciones a distancia y están en la gloria, mi otro amigo al que lo considero el más afortunado esta con la chica con la se dio su primer beso .Otros piensan que los ex solo sirven de muro de contención o de autoayuda (cariño asegurado y sexo, también) cuando uno termina con otro (yo me apunto en esa lista), otros ni muertos volverían a ver a un ex así les debiera plata (en esa lista también firmo); algunos piensan en términos muy prácticos. Lo que ya se usó, se gastó y no queda otra que botarlo. Reciclarlo, jamás.
Pero por otro lado, no puedo dejar de pensar que en estos tiempos de cibersexo, amor por chat, relaciones fugaces, anti romanticismo (o un romance del que yo no entiendo tanto), el eterno juego de esconder las emociones, el horror al compromiso, ha sido bonito recordar que en una época de mi vida (y no solo con ella) existía mucha más ternura, una cálida reciprocidad en el amor, pasión sin tanto prejuicio y la tranquilidad de amar sin tanto miedo. Quizás con más inmadurez, pero con mayor inocencia.

Yo ya estuve con esta persona un año de mi vida, ya me gustó, ya la quise, ya hice locuras por ella , ya nos reímos, nos besamos innumerables veces, nos emborrachamos, vimos algunas peliculas, hablamos, bailamos y lloramos juntos. En una frase: ya nos vimos calatos (literal y metafóricamente). Ahora ¿qué?
No descarto la posibilidad de que me esté buscando para meterme un tortazo en la cara por haber sido un chico "malo" con ella o algún motivo más oscuro todavía. Pero no creo que la chica que me llamaba borracha y me decía cuanto me queria, haya cambiado tanto. Y si lo ha hecho, de seguro es el buen sentido. Y también, siento el vértigo de ¿cómo me verá ella a mí? Como sea, muero de curiosidad.
Pero aún así, ¿el amor se puede reciclar como las botellas de plástico o los residuos orgánicos?, ¿existe, en realidad, el amor después de amor?, ¿les ha pasado? Bueno, a ver si me dan claves porque yo aun no entiendo que pasa.

Esta cancion no tiene mucho sentido con el post, pero me hace recordar mucho a esa persona, una de sus canciones preferidas.

One Of Us - Joan Osborne